El Rolfer (persona acreditada que practica el método Rolfing®) intenta, junto a su paciente, encontrar un camino personal y nuestro trabajo se concentra en la acción recíproca de los detalles.
Se trata de que nos enderecemos desde la profundidad del cuerpo, que estemos derechos sin esfuerzo en vez de colapsarnos (nada tiene que ver la forma de enderezarse en el Rolfing® con la forma típica o clásica de «glúteos apretados, borramiento o Corrección Lumbar, Pecho afuera, Barriga adentro»).
Los Rolfers no solo trabajan en el tejido conjuntivo. También trabajan con los ritmos de respiración y respuestas del cuerpo. Se restablece el equilibrio de la red fascial, aprovechando su tendencia a mantener la forma que se le induce, aplicando presión cinética, o sea, una fuerza, en una secuencia de manipulaciones cuidadosamente realizadas, devolviendo así la longitud de las fibras, los tejidos, en dirección a la simetría y el equilibrio que la arquitectura del cuerpo reclama con tanta claridad.
Para ello, y a fin de evitar que los resultados sean solo temporales, tiene en consideración el conjunto de las estructuras del cuerpo, y no sólo se trabaja en las zonas lesionadas o que producen sintomatología. En cada sesión, los Rolfers dedican parte de su trabajo a la enseñanza de movimientos más económicos para cada individuo conforme a su estructura y funcionalidad.
La lectura corporal y el diálogo con la persona es fundamental, así como realizar una buena historia clínica y personal. Al Rolfer no le interesa producir un cambio sin más, sino un cambio que conduzca al orden global de toda la persona.
Cuando los segmentos corporales se alinean adecuadamente, inmediatamente mejora la función en ese cuerpo.
Estos cambios en la Estructura, y no solo en la postura (esta es una gran diferencia con otras técnicas corporales), son debidos a la PLASTICIDAD del TEJIDO CONJUNTIVO, en concreto, de las FASCIAS.
El daño causado por un traumatismo, una intervención quirúrgica o una lesión es importante porque el tejido tiende a espesarse y acortarse. Esta trama fascial se conecta y comunica a través del cuerpo. Las regiones engrosadas transmiten tensión en muchas direcciones y hacen sentir su influencia en puntos distantes, de manera muy similar a como un enganche de jersey deforma la totalidad de la prenda.
